Un lugar con historia abre sus puertas nuevamente y la propuesta trae un abanico de géneros y ritmos que enamoran a cada persona que entra al Caramanchel. Luces tenues que aportan intimidad para los que buscan despejarse y a la vez enamorarse. Música para relajarse, des estresarte, reguetonear y rockiar un rato con los amigos y un par de cervecitas frías mientras la noche pasa y el ritmo endulza oídos hartos del ruido comunal.
Hace más de un año, El Caramanchel abrió sus puertas con una idea nueva y refrescante. Con las paredes llenas de mantas, fotos, murales hechos por los visitantes y un sinfín de calcomanías en las mesas y sillas nos espera este aposento digno de dioses bohemios. No pueden pasar desapercibidos los que les gusta picar, pues aquí los olores que intempestivamente atacan al monchies son inevitables. Quesadillas, tacos y platos fuertes son parte del menú que ofrece este rincón, que sin duda hay que visitar.
Este oráculo espera por ustedes ubicado del Hop. Militar 2c al lago, ½ arriba, la música los llama y el sabor los espera.